Cinco consejos para sacar el máximo partido a un tratamiento, según Templo del Masaje

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La cadena de tratamientos terapéuticos y de relax Templo del Masaje recomienda comenzar a relajarse, recomponer los efectos del agarrotamiento muscular de la actividad laboral y prepararse así para sacarle más partido a los días de descanso del verano. «Lo ideal es que exista un plazo de 24/48 horas entre masaje y masaje, porque cuando actúas sobre una parte del cuerpo, éste tarda un tiempo en reaccionar; y lo normal es que tarde entre uno y dos días en recuperarse», asegura una de sus fundadoras, Maribel Corpa.


Una vez tomada la decisión de dedicarse a uno mismo un tiempo de relax, «lo prioritario es que, después de recibir el masaje, no le aguarde a uno ninguna actividad que contrarreste la recién recibida dosis de relajación. Puedes ir a pasear o con los amigos, pero nada de volver corriendo al trabajo, hacer la compra, ocuparse de los niños…», señala una de las fundadoras de la cadena de centros de salud y bienestar Templo del Masaje, Maribel Corpa, quien recuerda que tampoco es conveniente llegar a la sesión de masaje nervioso, con prisas y pensando en la siguiente tarea. «Durante el propio masaje es importante no contraer los músculos –sobre todo cuando duele alguna parte del cuerpo–, ni cortar la respiración; si se trata de un buen masajista, éste se dará cuenta y pedirá que aflojes, que relajes».

Después de un buen masaje es necesario beber agua, para reponer líquidos y «porque el propio masaje sirve para ‘romper’ las contracturas, los ‘nudos’ de fibras; pero al hacerlo también se fraccionan depósitos de tóxicos acumulados, como el ácido láctico, que son los que generan las agujetas», explica la especialista. Al beber agua se facilita la limpieza de estas sustancias. «Pero si el paciente toma mucha fruta y verdura, que de por sí contienen bastante agua, no tiene que beber tanta cantidad. Además, podría ser sustituida por infusiones sin azúcar y por alguna bebida isotónica, que ayuda a recuperar también sales minerales».

También es necesario respetar el plazo de tiempo que ha de transcurrir entre masaje y masaje, en el caso de estar recibiendo un tratamiento terapéutico por alguna dolencia. «Al menos, un día sí, y dos no. Lo ideal es que exista un plazo de 24/48 horas entre medias, porque cuando actúas sobre una parte del cuerpo, éste tarda un tiempo en reaccionar; y lo normal es que tarde entre uno y dos días en recuperarse. Como muchísimo, y en momentos de dolor agudo, se harían dos a la semana», argumenta Maribel Corpa, para quien un masaje a la semana es un buen mantenimiento; pero encontrándose uno sano con uno cada 15 días es suficiente. «Lo importante es trabajar el cuerpo de forma rítmica. Da igual el ritmo que se use, pero hay que establecer una rutina, y no ser como esas personas que van al gimnasio un día y no vuelven nunca». Si una persona llega a Templo del Masaje dolorida, su cofundadora le recomienda un masaje semanal durante un mes, en el que va trabajando la contractura, aflojando el cuerpo y viendo la evolución. «De ese modo, puedes pronosticar ese estado de rigidez involuntaria del músculo, y si todo va regular distancio a dos semanas, luego a tres y más tarde dejo sólo un ‘mantenimiento’ mensual. De hecho, esto sería lo ideal para alguien sano: un masaje de una hora al mes, y siempre acompañado de buenos hábitos».

Pero Maribel Corpa recuerda que también existe el masaje relajación, con efectos y beneficios muy interesantes:

• aumenta el flujo sanguíneo.
• facilita el retorno venoso, y con él la salida de catabolitos de la zona, con lo que aumenta la recuperación del músculo.
• estimula la corriente linfática y ayuda a eliminar el ácido láctico y otros residuos.
• mejora la nutrición muscular, el tono (disminuye el tono excesivo tras el esfuerzo) elasticidad y contractilidad.
• estimula el sistema inmune.
• elimina células muertas de la piel, la limpia y tonifica.
• disminuye el estrés, y produce una relajación profunda física y mental.
• provoca la segregación de endorfinas, denominadas hormonas de la felicidad, que se relacionan con las sensaciones satisfactorias y placenteras. Estimula la producción de este analgésico natural que segrega nuestro cerebro.

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