Picasso y un ‘retrato’ de la franquicia

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Pues sí, Picasso. Malagueño y español, como podía ser cualquier franquicia; o de otro sitio…

Su padre le inicia en el dibujo, a los 10 años realiza sus primeras pinturas y a los 15 ingresa en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona. Edgar Degas y Henri Toulouse-Lautrec, influyen significativamente sobre él. También su primera compañera, Fernande Olivier, naciendo su «periodo rosa». Max Jacob, el escritor Guillaume Apollinaire, los marchantes Ambroise Vollard y Daniel Henry Kahnweiler y los estadounidenses Gertrude Stein y su hermano Leo Stein, son sus primeros mecenas. Todos ellos fueron retratados por el pintor; y por tanto, también influyeron; y así tantos y tantos ‘influjos’; como los últimos cuadros de Picasso que están basados en las obras de los grandes maestros del pasado como Diego Velázquez, Gustave Courbet, Eugène Delacroix y Édouard Manet. Además de en la pintura de cuadros, Picasso trabajó también en cientos de litografías que realizó en la imprenta de Fernande Mourlot. Pues todo esto e innegablemente su ‘magia’ le hicieron el más grande, o, al menos uno de ellos.


Y por qué todo esto, y a santo de qué este homenaje al genio malagueño; y sobre todo, ¿cómo ‘llevarlo’ a la franquicia? Pues vamos a fijarnos en un par de aspectos: un franquiciador ha de tener formación, influencias, base; y/o al menos magia, y trabajar siempre en mejorar, e incluso en transformar su franquicia a un «nuevo periodo» cuando vea que el modelo se agota, o no le motiva; sino, la idea o el proyecto no será más que un bluff, o fracasará.

Y un franquiciado es lo opuesto a un’ Picasso’. No es creativo, no tiene base del negocio; no se le ocurrió. Y por ello, sólo ha de ser un buen «socio laboral» del franquiciador, y trabajar en lo que este le ha enseñado y/o le está aportando; y no crear, ni inventar, porque para eso ya está el franquiciador.

Para terminar, decir que lógicamente ‘Picassos’ o superartistas, en franquicia no hay muchos; más bien, muy pocos. El resto podemos ser buenos «pintores» y resultar dignos en lo que hacemos, a base de profesionalidad. Franquiciados, al igual que alumnos o «copiadores» de grandes artistas, hay muchos más,  pero para seguir con éxito han de ser eso, empresarios/trabajadores que asumen lo que se les da.

Si quieres intentar ser un ‘Picasso’, ya sabes: no seas franquiciado. Busca convertirte en franquiciador… y que ¡Dios te pille confesado!

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