La unión hace la fuerza 1

Trabajar bajo el sistema de franquicia, que es una fórmula de colaboración empresarial que no sólo proporciona imagen, formación, apoyo en la gestión y una publicidad más barata, sino ventajas tales como averiguar si uno vale para los negocios, elegir el local más adecuado o disfrutar de un aprovisionamiento racional y seguro de producto, tiene mucho más valor del que pudiese parecer a simple vista.

Ojo: cuando se estudian las diferentes opciones existentes y se elige un buen compañero de viaje; que de todo hay en el valle de lágrimas en que han convertido el mercado español de la franquicia algunos desahogados, que lo que tratan es de pescar a río revuelto, y valiéndose de la ausencia de vigilancia por parte de las autoridades.

Más vale solo que mal acompañado. Seguro que quien pronunció por primera vez esta sarcástica frase no pensaba en la franquicia. Pero qué cierto es que –y me darán la razón en ello cientos de franquiciados arruinados– antes que atarse por contrato a un mal franquiciador, o a una consultoría de medio pelo, vale más entregar el dinero de los cánones a la beneficencia e intentar el negocio del que se trate por cuenta propia.

Cadenas serias y rentables

Lo cual no quita para que existan más cadenas serias y rentables que ovejas negras; y emprendedores que buscan, seleccionan y aciertan. De lo contrario, McDonald’s no andaría por los 35.000 restaurantes en los cinco continentes. Y, ¿acertó o no Ray Kroc, cuando le pidió a los hermanos Richard y Maurice McDonald, en 1955, el poder expandir su hamburguesería y heladería por todo el mundo?

Lo cierto es que basta un dedo y medio de frente para ver que, en la mayoría de los casos, la franquicia parece un sistema más seguro y fiable que el negocio independiente. Siempre que se hable de franquiciadores serios, claro. Una virtud que, por desgracia para la imagen del colectivo, no poseen todas las enseñas que operan en el mercado. En gran medida por culpa de las consultorías que han hecho creer a todo el mundo que: a) todo negocio servía para convertirse en cadena de franquicias, y b) cualquiera valía para alcanzar el éxito en este sistema de colaboración comercial que –no conviene olvidarlo– tiene sus servidumbres.

Menos comercios tradicionales

El caso es que si uno se pone a pasear por las principales calles de su ciudad, o por las más comerciales, que a efectos de franquicia viene a ser lo mismo, observará cómo quedan cada vez menos comercios tradicionales; los de toda la vida. Es difícil competir en solitario contra marcas consolidadas y con un crecimiento sostenido. Y si no puedes con el enemigo, en este caso el comercio asociado, o ves que otros lo intentan sin éxito, lo más inteligente es unirte a él.

Para analizar detenidamente todas y cada una de las ventajas que presenta el sistema de franquicia, frente a la opción de afrontar un negocio por cuenta propia, y determinar por qué puede aportar mayor longevidad a la actividad del emprendedor, es preciso tener en cuenta un antes, un durante y un después de la puesta en marcha de la actividad. Y a ello me dedicaré en las próximas semanas: cada martes publicaré en este portal un artículo de opinión que versará sobre todos aquellos aspectos en los que las verdaderas franquicias, las “buenas”, las que de verdad triunfan, porque se preocupan por sus franquiciados, dan a cambio del canon de entrada y de los respectivos ‘royalties’ o pagos periódicos.

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