«Relleno laxo no funcional»: el eufemismo de las marcas para no subir precios

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¿Se ha encontrado hambriento, abiendo apresuradamente una jugosa bolsa de patatas fritas, con la agradable sensación de estar a punto de ponerse hasta arriba, y ha descubierto con el consiguiente –y más que justificado– enfado, que su escaso apenas daba para un modesto tentempié? Bien, ha sido usted víctima inocente de lo que se empieza a conocer entre el común de los mortales como «relleno laxo no funcional»; un término de sobra conocido por los fabricantes. Quédese con la copla, porque las marcas empiezan a hacer eso: mantener el tamaño del empaquetado y presentación de sus productos –aunque en el etiquetado se cuidan muy mucho de indicar que el peso es inferior, para evitar demandas– para no subir precios. El problema es que estamos adquiriendo menos producto, engañados por el volúmen del ‘packaging’, eso sí, por el mismo precio. El diario económico Wall Street Journal acaba de decicarle al asunto un magnífico reportaje.

Este año, asegura el diário ‘salmón’ estadounidense, cuando el fabricante de especias McCormick «comenzó a vender 25% menos de pimienta en el mismo envase por el mismo precio, estaba incurriendo en una vieja táctica para conseguir que los consumidores frugales paguen más por menos. Los fabricantes de productos de consumo han utilizado tácticas similares como una forma de conseguir aumentos de precios efectivos para cualquier producto, desde detergente y papel higiénico a yogur y encurtidos. En la industria alimentaria se le llama “sacar peso”, o poner menos cereales o patatas fritas en un paquete. En el caso del papel higiénico, cuando se reduce el número de pañuelos en una caja o de metros en un rollo, el término usado es “deshojar”».

En Estados Unidos, el término legal para describir un envase con menos contenido del que supuestamente debería tener se podría traducir como  “relleno laxo no funcional”. «Estas probablemente no son las palabras que vienen a la mente cuando uno abre una bolsa de papas fritas y encuentra apenas un puñado. Pero a medida que las empresas se ven más arrinconadas entre compradores que gastan menos, por un lado, y el aumento de los costes de fabricación por otro, el término podría volverse más familiar».

A principios de año, según Wall Street Journal, «McCormick redujo la cantidad de pimienta en sus latas de aluminio de color rojo y blanco; antes tenían ocho onzas de pimienta (unos 227 gramos) y ahora tienen seis (unos 170 gramos). Un recipiente mediano de cuatro onzas (113 gramos) ahora tiene tres, y una lata de dos onzas tiene 1,5 onzas. Los nuevos volúmenes aparecen señalados en el renglón “cantidad neta de contenido”, que las autoridades regulatorias obligan a incluir en la etiqueta al frente del producto. En enero, el presidente ejecutivo Alan Wilson dijo que los costos de la pimienta habían aumentado considerablemente en los últimos cinco años y que la compañía tenía poco margen para aumentar los precios».

La decisión de McCormick de reducir el volumen de pimienta en sus envases enfureció a su centenario rival Watkins Inc., un fabricante de artículos para el hogar que no cotiza en Bolsa. Watkins afirma que la alteración de la cantidad de pimienta, sin cambiar el tamaño del recipiente, es engañosa y representa una desventaja competitiva. En una demanda presentada recientemente, Watkins alega que la reducción del volumen de pimienta por parte de McCormick viola las leyes federales de EE.UU». Bajo estas regulaciones, el «relleno laxo» es aceptable en seis casos, incluyendo proteger los productos durante el transporte, la sedimentación inevitable del contenido y las limitaciones de las máquinas que cierran el envase. Pero el exceso de espacio adicional puede ocasionarle problemas al fabricante.

El artículo del periódico económico relata que «varios abogados especializados en leyes de protección del consumidor señalaron que es poco habitual la aplicación de regulaciones de llenado laxo en un caso como éste. Las empresas tienen amplia libertad de acción para añadir más espacio vacío en el envase. Algunos estados, como California, permiten incluso más razones que los fabricantes pueden alegar para justificar el uso de envases más grandes, dice Angel Garganta, un abogado de Venable LLP especializado en publicidad falsa y leyes de protección del consumidor. Una salvaguarda de sentido común para evitar acusaciones de engaño es imprimir la cantidad correcta de producto en el exterior, dicen expertos legales. “Los consumidores se confunden, pero lo fundamental es que, de hecho, les dijeron la verdad”, dijo Thomas J. Maronick, profesor de Marketing en la Universidad Towson y ex funcionario de la Comisión Federal de Comercio de EE.UU».

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